jueves, 4 de febrero de 2016

Un tesoro en mis manos por Omar Monroy


Recuerdo que esa noche
una redonda luna surgió
entre las cálidas sábanas.

Me contuve sorprendido
para admirar ese prodigio
en el fin de tus espaldas.

Era la belleza sentada
en la cúspide de tu piel
tentando mis ansias.

Desbordado de frenesí
besé sin tregua esa cima
de ternura y lujuria.

Mis impetuosas manos
serpentearon esas curvas
de asombro y ensueño.

En esa luna contorneada
feliz cabalgué sin riendas
en una noche de llamas.




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