lunes, 18 de abril de 2016

CÓMO QUIERO Y TIEMBLO por Clotilde Román


En ese cortijito blanco
entre la parra y espino.

Donde lomas coloradas
están bordadas de olivos,
y en sus veredas compiten
las malvas con los jacintos.
Donde la luna morena
es novia del toro zaino
y calma la sed de ella
en los estanques del río.
Allá entre cañaverales,
te espero cariño mío,
a que me quites las penas
y me siembres de suspiros.
Que mi cuerpo está pidiendo
junco fresco, rojo lirio,
plata de arroyos y espejos,
cuerpos en limo tendidos.
Que de hoguera arde mi carne
como un volcán encendido
y quiero que tú lo apagues
con el chorro de tu brío.
¡Ay! como te quiero y tiemblo.
Sólo con el pensamiento,
!Estoy perdiendo el sentido!
Donde lomas coloradas
están bordadas de olivos,
y en sus veredas compiten
las malvas con los jacintos.
Donde la luna morena
es novia del toro zaino
y calma la sed de ella
en los estanques del río.
Allá entre cañaverales,
te espero cariño mío,
a que me quites las penas
y me siembres de suspiros.
Que mi cuerpo está pidiendo
junco fresco, rojo lirio,
plata de arroyos y espejos,
cuerpos en limo tendidos.
Que de hoguera arde mi carne
como un volcán encendido
y quiero que tú lo apagues
con el chorro de tu brío.
¡Ay! como te quiero y tiemblo.
Sólo con el pensamiento,
!Estoy perdiendo el sentido!
Donde lomas coloradas
están bordadas de olivos,
y en sus veredas compiten
las malvas con los jacintos.
Donde la luna morena
es novia del toro zaino
y calma la sed de ella
en los estanques del río.
Allá entre cañaverales,
te espero cariño mío,
a que me quites las penas
y me siembres de suspiros.
Que mi cuerpo está pidiendo
junco fresco, rojo lirio,
plata de arroyos y espejos,
cuerpos en limo tendidos.
Que de hoguera arde mi carne
como un volcán encendido
y quiero que tú lo apagues
con el chorro de tu brío.
¡Ay! como te quiero y tiemblo.
Sólo con el pensamiento,
!Estoy perdiendo el sentido!
Donde lomas coloradas
 están bordadas de olivos,
 y en sus veredas compiten
 las malvas con los jacintos.

Donde la luna morena
 es novia del toro zaino
 y calma la sed de ella
 en los estanques del río.

Allá entre cañaverales,
 te espero cariño mío,
 a que me quites las penas
 y me siembres de suspiros.

Que mi cuerpo está pidiendo
 junco fresco, rojo lirio,
 plata de arroyos y espejos,
 cuerpos en limo tendidos.

Que de hoguera arde mi carne
 como un volcán encendido
 y quiero que tú lo apagues
 con el chorro de tu brío.

¡Ay! como te quiero y tiemblo.
 Sólo con el pensamiento,
 !Estoy perdiendo el sentido!



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