jueves, 29 de diciembre de 2016

Serpiente Roja por FELICIANO MEJIA


No tu mirar de anémona y calvario
ni el filo de amianto de tu sombra:
Tu acto, sí,
de gatillo estremecido,
de pistilo, de llama, abierto al polen matutino. 
Que aúllen los perros blasfemias electrizadas,
que un cúmulo de fantasmas, prosternados,
agiten sus banderas desdentadas en las nieblas; 
aquí hay un resplandor más rojo que la sangre
dormido entre las venas; allá
un estertor furioso lamiendo en silencio los párpados malignos. 
Vendavales de pelos en los conos del alba
 agolpan los latidos, la palabra emplumada,
 el coro de alegrías venidero.
 Y hay un pueblo fornido metido en la médula del grito,
en la noche de aceite acuchillado,
que bebe la espesa saliva de la muerte en pos de vida.  
Y esperaba por fusiles tu presencia y la arenga,             
      mordiendo           
        los fuegos de los grillos a la luna.


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